Caníbal Caníbal
Mi comensal favorito de ficción es el doctor Lecter de la serie ‘Hannibal’, un sibarita completo y excelente: caza, despedaza, cocina, decora, marida y... Caníbal

Mi comensal favorito de ficción es el doctor Lecter de la serie ‘Hannibal’, un sibarita completo y excelente: caza, despedaza, cocina, decora, marida y paladea con una entrega absoluta al placer. Ese plano recurrente donde alza la copa e introduce la nariz como si con su punta fuese a acariciar una ingle femenina. Huele delicado, extrae un trago lento y se queda mirando fijamente al vino mientras lo degusta con cada célula de su lengua criminal. Uf. Hannibal es gourmet porque atesora erudición y persigue el arte, pero también morroputa, porque encara cualquier comida como una oportunidad para disfrutar de la mejor vida, dispuesto a convertir cada bocado en una exaltación de nuestra muerte lenta. Eso es actitud, único ingrediente de la felicidad. El Lecter distinguido admira y recrea con puntillosidad la cocina francesa; el Hannibal explorador avanza un paso e intercambia las proteínas del recetario canónico por sus equivalentes en la anatomía humana. Como Sade, navega por las fronteras, el único territorio donde brota lo extraordinario. Y ahí, yo me reconozco hermano de ambos, aunque en bestia, en taparrabos. Además, el refinado caníbal se regala especialmente con las vísceras, perdición de mi estómago, tan cargadas de tabúes y de escrúpulos como de sabores singulares. Ojalá conociera ‘De tripas corazón’, la obra magna de Abraham García. Con esa biblia de la casquería, Hannibal haría del asco amor.

David Remartinez Redactor

(Zaragoza, 1971). Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Pontificia de Salamanca. Ha trabajado en radio, televisión y prensa, y se incorporó a la plantilla de El Diario Montañés en 2011. Actualmente trabaja en la edición digital y escribe el blog Remartini Seco.

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