Volver a empezar Volver a empezar
Acabo de comer en el Hermanos Teresa (bar de Zaragoza) una decena de tapas a cual más monumental. Comida telescópica, besicos de felicidad, pequeños... Volver a empezar

Acabo de comer en el Hermanos Teresa (bar de Zaragoza) una decena de tapas a cual más monumental. Comida telescópica, besicos de felicidad, pequeños zarpazos de placer que nunca imaginarias en un lugar tan pequeño, humilde en su decoración, con alma de barrio, noble como quien se sabe feliz sin más. Un helado de tomate y albahaca que gobierna feudal una ensalada de parmesano y verde amargo. Croquetas de borraja tan elegantes que triunfarían en Montecarlo. Un huevo escalfado encima de una salsa de longaniza con regaliz, oh dios mío, qué pastor feliz. Un micuit casero del color y la tersura de una teta de monja. Una tortilla de patata mágica que al partirla suelta su huevo y se funde en una salsa de pimentón y comino. Y un helado de tomillo y pipermín inconmensurable para cualquier nariz. Eso es lo que había hoy en esta ermita de la gastronomía baturra, montes helados, patos de clausura, manteles de papel. Nada más terminar la ofrenda de viandas me ha apetecido volver a empezar desde cero, como sucede, por ejemplo, al rematar un buen cohete. El sexo que agota, la buena mesa, las conversaciones con un amigo: esas cosas selectas que merecen un rebobinado. Comer en el Hermanos Teresa, vivir un Montecarlo. Y hacer el amor en el espacio.

David Remartinez Redactor

(Zaragoza, 1971). Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Pontificia de Salamanca. Ha trabajado en radio, televisión y prensa, y se incorporó a la plantilla de El Diario Montañés en 2011. Actualmente trabaja en la edición digital y escribe el blog Remartini Seco.

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