La parrilla ya ha encendido todas sus brasas y la temporada escolar arranca con toda la nueva programación dispuesta a dar mucho que hablar....

La parrilla ya ha encendido todas sus brasas y la temporada escolar arranca con toda la nueva programación dispuesta a dar mucho que hablar. Si junio nos dejó con el final de Masterchef y los meses de verano los ha ocupado el Chef del Mar -¿llamamos también gastronomía a Cocineros al Volante?-, no podíamos comenzar septiembre sin un nuevo programa de cocina en nuestras pantallas así que esta semana dio el pistoletazo de salida la tercera temporada de Top Chef.

Desde luego, la cosa promete y ayer, entre espectáculo y reality, pudimos ver buenos cocineros cargados de ideas y ganas de hacerlo bien pero recuerden, por favor, que esto no deja de ser un programa de televisión y que, todos estos profesionales, se someten a pruebas muy duras, con mucha tensión, en las que los nervios pueden jugar malas pasadas.

Y después de dar un paso al frente por ellos, no me cabe la menor duda de que se habrán dado cuenta de los perfiles protagonistas de la edición de este año y entre los que voy a destacar, obviamente, a Sergio Bastard de La Casona del Judío, por buen amigo y gran profesional que es y, aunque no vaya a añadir nada nuevo a lo que han leído ya en estas páginas, sí que les debo recomendar que vayan a su casa y disfruten de su cocina limpia, sencilla y personal pues seguro que no les dejará indiferentes. Por cierto, se postula como uno de los favoritos entre sus compañeros así que estén bien atentos.

En las dos horas y media de programa pudimos ir haciéndonos la idea de los otros candidatos más firmes: Montse Estruch, esa abuelita tierna y gran cocinera que todos querríamos llevarnos a casa; el salero andaluz y la buena mano de Carlos Caballero; Velandrino, con ese desparpajo simpático y un intenso amor por lo vegetal; o Luca Rodi, con años de experiencia a sus espaldas y un temple que le hace no soportar a otra de sus compañeras. A ésta última podemos bautizarla como #MariaSpeed y hasta aquí leeremos hoy.

Pero también vimos al doble del mediático Dabiz Muñoz, que se quedó a las puertas para que entrara un experto tallador de figuras en frutas que anoche se dio cuenta de que quería no sólo hacer arte sino también comida, confusiones que convertían a peces raya en congrios, cerezas que se volvían cítricos y un nuevo concepto de cocina, el freestyle cooking, protagonizada por un ‘hiperactivo agorafóbico con miedo a los espacios cerrados’ como se definía Oriol Lomas a sí mismo, ahí queda eso.

En cuanto a los jueces, Susi cada vez parece más implacable y Roncero es un buen fichaje, aunque he de admitirles que esta cronista siente debilidad por el Ángel León de la primera temporada. Pero qué les voy a decir, si para mí Top Chef son los cuatro mosqueteros de la primera temporada (Begoña Rodrigo, Miguel Cobo, Javi Estévez y Antonio Arrabal) porque con estos programas pasa eso, que son los pioneros los que se quedan en nuestros corazones. O no, vamos a ver qué nos regalan en esta temporada. Sea como sea, ¡ánimo Sergio!

Clara PVillalón Miss Migas

Me llamo Clara, y lo soy. Soy creativa, testaruda, divertida y un poco locatis. No cierro discotecas y me gusta comer con las manos; si tengo que elegir me quedo con una cocina tradicional pero renovada, sin demasiadas esferificaciones ni metales preciosos.

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