Me pregunto de dónde sacarán los empresarios hosteleros de Ibiza esos pedazos de maromos, y esos bellezones que atienden las terrazas, los chiringuitos, y...

Me pregunto de dónde sacarán los empresarios hosteleros de Ibiza esos pedazos de maromos, y esos bellezones que atienden las terrazas, los chiringuitos, y los locales más chic de la isla.

Te acabas de tumbar en una hamaca carísima, y enseguida viene un chulazo de impresión a presentarse (en tres idiomas mínimo), como tu camarero particular para atenderte (y sacarte la pasta si te dejas.) durante tu estancia en la playa. Y eso teniendo aún la vista nublada por la modelo de impresionantes ojos azules y tipazo que nos acaba de acompañar, desfilando en taconazos por la arena, hasta dejarnos amablemente en nuestra mullida hamaca.

Me pregunto también qué hacen esos camareros, o cocineros, o hamaqueros o fregachines durante el invierno, porque desde luego parecen profesionales que se dedican a la hostelería con gusto y saben muy bien cómo tratar al público.

Estos chicos de Ibiza trabajan en hostelería un porrón de horas, y saben idiomas, y son guapos y fornidos, y simpáticos, y glamurosos, y seguramente acabaran molidos y dormirán poco., y tal vez cuando acabe la temporada volverán a ser estudiantes o abogados, o viajeros, o escritores, o barrenderos, no lo sé.

Me pregunto qué tiene que pasar en nuestra región para que este sector, que es fundamental para la economía y el desarrollo de todos, tenga profesionales preparados y formados para trabajar en hostelería.

Ahora que España va bien, volvemos a los años no tan lejanos en que encontrar un ayudante de cocina (no digo ya un jefe de cocina.), es misión imposible.

No hay camareros profesionales, no hay maîtres, no hay personal para trabajar en las partidas de limpieza, y los pocos que hay disponibles no tienen ninguna experiencia, ni ofrecen garantía alguna para poder desarrollar bien su puesto de trabajo.

No hay personal disponible, porque ahora no hay ninguna cultura del esfuerzo (recuerdo los veranos de mi juventud en los que teníamos tiempo para todo, para estudiar si nos había quedado alguna asignatura colgada, para trabajar en hostelería, y para salir de fiesta y divertirnos…).

Y no hay personal preparado, porque las asociaciones e instituciones públicas y privadas, no tienen conciencia de este problema.

Que bien nos iría a todos, si en vez de leer en los periódicos «cuanta OCUPACIÓN hemos tenido», leyéramos «cuanta FORMACIÓN hemos impartido».

Porque después de la formación, la profesionalización y la buena atención, vendrá la ocupación.

¿Por qué la hostelería seguirá siendo una profesión de segunda? Hoy estoy preguntona.

Pilar Velarde Empresaria 2.0

Tenía 19 años cuando monté mi primer negocio. Han pasado muchas cosas desde entonces, muchas y muy intensas, y no ha sido fácil en absoluto, pero ha merecido la pena.

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