Si fuerais responsables de un establecimiento hostelero en el que se dan eventos, es muy probable que en esta época del año de cierre...

Si fuerais responsables de un establecimiento hostelero en el que se dan eventos, es muy probable que en esta época del año de cierre de bodas, comuniones y celebraciones, tuvierais que ir al psiquiatra. Os lo digo así de claro.
Es por pura necesidad de ayuda psicológica para poder gestionar sin morir en el intento las innumerables peticiones, condiciones y exigencias que cada cliente como ser único y diferente que es, demanda para sus eventos.

Como es normal, todos cuando celebramos algo queremos que sea el día más feliz, distinto, divertido, maravilloso y sabroso del mundo mundial. Y si es posible que no se nos vaya de presupuesto. Y eso es muy lícito, claro que sí, pero hay que entender que la mayoría de hosteleros solo somos simples humanos…
O sino, ¿qué le respondes a una señora que en noviembre cuando está contratando la comunión de su hija para el mes de mayo, te pregunta de qué color van a ser los manteles? Pues te quedas en blanco pensando si el tono del mantel será para ir a conjunto con el vestido de la niña o con el de la abuela.

Después viene la parte logística, y nos adentramos en momento distribución de mesas y espacios para padres divorciados. Porque resulta que el papá de la niña, viene con su nueva novia y se puede liar parda si se cruza con la exsuegra, ósea la abuela a la que yo había imaginado vestida del mismo color que la mantelería.
Pero no acaba ahí la cosa, además de cambios varios en el menú, los postres, las bebidas, etc… Además de pedir kiosco de chuches, carrito de helados, fuentes de chocolate, hinchables, payasos, animadores…, pues también queremos música ¡claro!, y que suene una canción muy especial cuando llegue su princesita vestida de blanco, ya que según nos cuenta la entregada mamá, les recordará un viaje a Disneyland Paris que hicieron todos juntos en la época de familia unida.

De la parte económica del asunto, ni hablamos porque cada vez se parece más a la subasta del pescado en una lonja, que a otra cosa…

Y como todos llevamos un Chicote dentro, ya únicamente queda esperar a que la señora nos detalle los ingredientes de la emulsión que quiere le pongamos a la ensalada de bogavante del menú que ha elegido, e ir pidiendo citas en el psicólogo en función del número de eventos que tengamos ese mes…

Pilar Velarde Empresaria 2.0

Tenía 19 años cuando monté mi primer negocio. Han pasado muchas cosas desde entonces, muchas y muy intensas, y no ha sido fácil en absoluto, pero ha merecido la pena.

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