Seguramente el debate más antigüo de la historia, sea el que trata sobre el tamaño. «Ande o no ande, caballo grande» se solía decir, «el buen perfume viene en frasco pequeño», contestaba alguien, y así refrán tras refrán te metías sin querer en una discusión con un final de nunca acabar.
Si éste debate lo trasladamos al mundo del vino? El tamaño es fundamental, y repercute directamente sobre el caldo que estemos tomando.
En La Vinoteca El Capricho, si habéis ido algún fin de semana, siempre veréis nuestros magnun en la barra, preparados para ser servidos, (y eso que la barra es pequeña). Los señores que hacen la ronda en cuadrilla al princio nos pedían el vino y cuando abríamos el Magnun se reían? «¡¡Dónde vás niña!!!»
Una botella magnun equivale a dos de vino normales, pero a parte de comodidad en un sitio que tiré muchos vinos el fín de semana, reúne unas cualidades de calidad que no podremos encontrar en las botellas de 0.75.
Está comprobado que en una magnun, la proporción oxígeno-líquido es menor a la de las botellas normales, con lo cual el tiempo de oxidación y la evolución del vino será mucho más lenta.
Si pensamos, también es algo lógico, tenemos doble capacidad de botella, pero la entrada a la botella es la misma, por lo tanto entra menós aire en relación al resto de contenido.
Puede ser que sean más caras que si sumamos el valor de dos botellas, pero creanmé, merece la pena. Ganaremos en disfrute y placer a la hora de tomar el vino.
Ya que estamos metidos en materia, repasemos un poco los tamaños que nunca biene mal.
- Doble Magun o Jéroboam: 3 litros = 4 botellas
- Rehoboam: 4,5 litros = 6 botellas
- Imperial o Mathusalem: 6 litros = 8 botellas
- Salmanzar: 9 litros = 12 botellas
- Baltasar: 12 litros = 16 botellas.
Así pues les invito a que lo comprueben por si mismos, comiencen catando un mismo vino en media botella y luego en magnun?, verán que diferencia. Aunque si tienen la oportunidad de catarlo en Baltasar serán muy muy afortunados
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