En pleno 2015, si miramos hacia atrás, todo ha evolucionado muy rápido, demasiado rápido diría yo. De comer la mítica tortilla de patatas, con...

En pleno 2015, si miramos hacia atrás, todo ha evolucionado muy rápido, demasiado rápido diría yo. De comer la mítica tortilla de patatas, con la patata bien pochada a fuego lento, con o sin cebolla, al gusto, con el huevo bien batido y esa presencia tan buena? ?¡hay algunas que parecen auténticos bizcochos!?, hemos pasado a trampantojos, espumas de patatas, esferificaciones de huevo de corral?

Hace unos meses en El Hormiguero le preguntaron a Ferrán Adriá cuál era la mejor tortilla de patata que había probado y contestó: «La que se hace con una bolsa de patatas (tipo Ruffles) y huevo batido? Ferrán, tu no has comido la tortilla de mi amiga Sonia.

Madrid Fusión también ha desvelado grandes retos para la Gastronomía en 2015. El triestrellado David Muñoz (Diverxo), en su ponencia ?No Limits?, anima a todos los sumilleres a cambiar sus copas por jeringuillas, pipetas y esferas. ¡Con lo que disfrutamos nosotros con todo el ritual del servicio del vino! ¡Con lo que nos gusta mostrar el vino a los clientes!

La ponencia de Muñoz me recordó al anuncio de coches que recientemente están poniendo estos días en televesión: «En? 19.. se logró trasportar un átomo en el tiempo?». Y hacen una balance en imágenes de todas las anécdotas, momentos e historias que nos han pasado a todos en los coches durante el típico viaje largo de fin de semana. ¿Cambiaríamos esos domingos en familia con la música puesta y cantando la canción de turno por viajes en naves especiales en cabinas separadas, sin música y sin poder cantar? Pues esto es lo mismo, señores. Lo bonito del vino es poder disfrutarlo tanto el comensal que lo bebe como el profesional que se lo sirve.

Disfrutarlo en una buena copa, oir su sonido al ser servido, poder agitarlo, olerlo, volver a agitarlo y volverlo a oler y probarlo…, y cerrar los ojos y transportarnos a ese sinca mil antiguo, de color blanco, cuando éramos pequeños?, esos domingos de familia, con fiambrera, paravientos, tumbonas, y doscientas mil cosas que nunca cabían en el maletero?

Eso, señores, no tiene precio? ¡Que duro es crecer!

Erika Vásquez Sumiller

Sumiller y jefe de sala en el restaurante Casona del Judío con amplia experiencia en la organización de eventos.

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