Comencemos el año con buenos humos

Este año 2014 recién terminado, entre otras muchas cosas, pasará a la historia por ser el año del inicio de una reconciliación entre dos países enemistados hace ya más de 50 años: Cuba y EEUU.

Dicen que si la intervención del Papa Francisco ha sido decisiva en la posible solución a todas las desavenencias existentes entre ambos, pero hay más.

A lo largo de estos lustros plagados de desencuentros ha existido un símbolo cubano al que muchos norteamericanos no han podido renunciar: el puro habano. Sus humos celestiales han sido fondo de conversación de senadores demócratas y republicanos, de grandes prohombres norteamericanos que en ocasiones llegaron a esconder sus placenteras sesiones con los embriagadores humos caribeños.

Y, queridos gastrolectores, como yo pienso que los puros forman parte de la gastronomía, me permito recomendaros para vuestro deleite y diversión la lectura de un atractivo libro que lleva por título «El Puro».

Comienza el libro con un intenso repaso histórico, con el descubrimiento de América como comienzo. El siglo XIX, con la creación de las grandes marcas, y sobre todo el siglo XX sirvieron para consolidar un hábito; el Che Guevara, Churchill, Fidel Castro, Groucho Marx? son figuras históricas a las que nos cuesta imaginarlas sin un habano entre sus dedos.

Los capítulos siguientes sirven para que sus autores nos muestren la importancia social, económica y cultural del cultivo del tabaco y la posterior elaboración de los puros habanos. Y para terminar, una serie de sabios consejos sobre cómo encenderlos, cuándo quitar la vitola, cómo dejar caer la ceniza y cómo conservar los puros.

Os dejo con una frase entresacada de las últimas páginas del libro: «Tanto si se disfruta en solitario como en compañía, el puro requiere tiempo, pero no el tiempo que se cronometra, sino el otro, el intemporal, que nos lleva a un lugar de ensueño y de reflexión».